Reinaba en España Isabel II, siendo gobierno de Narváez y tiempos de la Primera Guerra Carlista, un grupo de jóvenes liberales de Sevilla se alzaron en armas y se tiraron al monte. Iban camino de Ronda, cuando fueron alcanzados por regimientos de Albuera y Alcantara. Los que no murieron en el desigual enfrentamiento, fueron capturados y llevados a Sevilla para su ejecución.
El alcalde García de Vinuesa pidió en vano su indulto. Llegada la mañana del 11 de Julio, fueron sacados de San Laureano y llevados a la Plaza de Armas para ser fusilados. Todos en Sevilla, como era costumbre en la época, acudieron para ver el espectáculo. El regidor lloró aquella matanza sobre un mojón que, desde entonces, es conocida como la Piedra Llorosa.
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